Los Muppets y sin sentidos sagrados

Cómo amo a los Muppets. Así que, libres de valores familiares, moralizantes y estériles, están imbuidos de una alegría que, en esencia, es buena. Considero lo que hacen, con toda su furia sentida y cómica, una especie de santo sinsentido.

Creadas por el difunto Jim Henson y amadas por una generación creada en su programa televisivo de variedades 1976-1981 y películas subsecuentes, los Muppets regresan a la pantalla grande cortesía del cowriter-productor-estrella Jason Segel (un miembro de esa generación). Cariñosamente elaborados, divertidamente autorreferenciales y delirantemente tontos, "The Muppets" no solo es fiel a su tradición. Es fiel a un mundo contemporáneo que merece películas familiares de calidad, pero que a menudo está poblado por personas como "Alvin and the Chipmunks: Chip-Wrecked". Es un correctivo, no una pizca de nostalgia.

Segel interpreta a Gary, un chico alegre y pequeño que vive con su hermano Walter. Walter se ve, bueno, como un Muppet. Nadie comenta mucho sobre esto, aunque una foto del baile de graduación de los hermanos llega a la cita de Walter en una divertida toma doble hasta que la pareja, junto con la novia de Gary, Mary (Amy Adams), visitan el estudio Muppet en Hollywood . Cuando conocen el nefasto plan de un desarrollador para hacerse cargo de la propiedad, Walter convence a Kermit the Frog para que salga de la jubilación y monta un teletón de ahorro de estudio.

Walter encuentra su verdadero lugar en el proceso, pero ese es el alcance de la lección-aprendizaje en "Los Muppets". Desde el episodio que presenta la historia del saltamontes y la hormiga, en el cual el saltamontes se muda a Florida y la hormiga se ha pisado, ha quedado claro que este grupo apenas está interesado en la moraleja de la historia. Esa anti-tradición se lleva a cabo en "Los Muppets". Aunque a Kermit se le dan discursos inspiradores, es notable que durante uno de ellos esté aplastado contra la pared por una puerta que se abre.

En lugar de lecciones, la mayoría de las veces carecemos de sentido. Animal en el manejo de la ira Chris Cooper, como el desarrollador malvado, entrando en un rap gángster. Pollos haciendo una rutina de baile con una canción de Cee Lo Green (solo podemos suponer que se llama "Cluck You"). Sí, ocasionalmente, por cierto, se aprende una lección. Como Walter le dice a Gonzo en un momento, "cuando era un niño y te veía recitar 'Hamlet' mientras saltabas tu moto a través de un aro en llamas, me hizo sentir que podía hacer cualquier cosa".

La santidad de este sinsentido, la alegría espiritual que conlleva, puede ser difícil de cuantificar. Como escribió Frederick Buechner en "The Hungering Dark", "La alegría es un misterio porque puede suceder en cualquier lugar, en cualquier momento, incluso en las circunstancias menos prometedoras, incluso en medio del sufrimiento, con lágrimas en los ojos". Lo vi por casualidad en Los Muppets "unas horas después de asistir a un velatorio, uno marcando una muerte particularmente inesperada y sin sentido. Si tenemos un dolor tan absurdo en nuestras vidas, ¿no es cierto que Dios proporciona una alegría sin sentido como un contador? ¿Un tiempo para llorar, y un tiempo para reír? Santo sinsentido sopla sobre las brasas desvaídas de nuestra alma, devolviéndola a la vida resplandeciente.

Eso no quiere decir que estas tonterías solo sean paliativas. También apunta al mundo del cual vivimos con esperanza, una creación restaurada donde el rompimiento, la lucha y el dolor no se encuentran en ninguna parte. En su lugar, llenando ese vacío de bienvenida, seguramente habrá lugar para el tonto junto con la alabanza por lo sublime.

Ahora estamos lejos de los Muppets, pero tal vez no tan lejos como pueda parecer. "Mientras haya ranas cantoras y osos bromeando", dice Walter en un punto, "el mundo no puede ser un lugar tan malo después de todo." Hay más que eso, por supuesto, mucho más, pero el santo sinsentido de los Muppets es un muy buen comienzo.

Por @zonajnet
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