La predestinación es uno de esos temas teológicos que más genera preguntas, inquietudes y, por qué no decirlo, resistencia, por un lado o por otro.
- Catagoría: Fe
- Autor: Miguel Pulido
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¿Uno escoge la salvación o Dios lo escogió a uno? ¿Cómo sabemos que somos escogidos? ¿Y si Dios ya sabe quiénes van a ser escogidos, para qué predicamos?
Pero levanta preguntas de fondo mucho más complejas: ¿Entonces dónde queda el amor, la voluntad humana, la capacidad de elegir? ¿Por qué Jesús no habló del tema? ¿Y por qué parece que los que más hablan de la predestinación están dentro del grupo de los elegidos? ¿Cómo lo saben?
Estoy convencido que hemos hecho preguntas erradas.
Porque el concepto[1] apunta en una dirección distinta:
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:29)
La palabra que se usa en el griego es proorízo.
Está constituida por la palabra pro, que es la preposición que usamos para antes, ante, previamente o adelante; el otro concepto es orízo, que significa designar, nombrar, declarar o marcar.
Da la idea de una designación que fue tomada con antelación.
En un sentido metafórico es utilizado para referirse a un horizonte hacia el cuál se apunta desde un principio y al que se espera llegar, como cuando eliges una dirección en tu GPS: lo escogiste antes de iniciar el recorrido, porque es el destino al que deseas llegar.
Si te das cuenta, el énfasis no es un lugar.
No se habla de la predestinación respecto a algo que va a saberse después de que morimos.
No dice que unos son escogidos para ir al cielo y otros para el infierno.
La predestinación no se trata de un lugar.
Se trata de una persona.
Mira la fuerza del argumento y todo gira en torno a la persona de Jesús.
Esa línea es muy diciente: “los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo”.
Lo que Dios tenía en mente para el ser humano desde el principio es que seamos conformados a la imagen de Jesús, quien es la imagen perfecta del Dios invisible.
Piensas entonces en Génesis.
El ser humano fue hecho a imagen de Dios, pero sus decisiones lo llevaron en una dirección opuesta a la voluntad de Dios.
Así es su voluntad: no se impone.
Porque él es amor.
Él creó al ser humano con la capacidad de escoger incluso cosas diferentes a él.
Pero todos sabemos lo que eso ha significado.
No hay que ser un genio para darte cuenta que el mundo se ha encaminado hacia su propia destrucción.
Hemos escogido vivir como si Dios no importara, y ahora somos testigos de lo que eso significa.
Pero llegó Jesús.
Él no solamente fue Dios hecho hombre, sino el hombre que Dios quería.
En él observamos cómo se ve una persona que vive conforme a la imagen de Dios en plenitud.
Todos fuimos creados a imagen de Dios, pero nuestras decisiones erradas, malvadas y tóxicas nos han llevado en una dirección equivocada, hasta el punto que una hermosa sinfonía convirtió en un pequeño murmullo o en un ruido distorsionado.
Pero ese no es nuestro destino.
No tiene que ser así.
No es lo que Dios tiene en mente para ningún ser humano ni para su creación.
Anhela que recalibremos nuestra dirección y vivamos conforme al horizonte que él había trazado desde un principio.
Y eso no va a ocurrir después de que mueras, sino aquí y ahora, con repercusiones que van más allá del tiempo, porque nació en el corazón de Dios en el pasado, se encarnó en Jesús y desea manifestarse en todos nosotros.
La predestinación se experimenta ya.
Porque es ser más como Jesús.
©MiguelPulido
[1] En el griego en realidad se utilizan dos palabras que en nuestras versiones se traducen de una misma manera. Solo hay cinco versículos donde se usa uno de los dos términos, y uno aparece en cuatro versículos, así que mencionaré el que aparece en más ocasiones para tener una idea general del asunto. Y, por cuestiones de espacio, me enfocaré en uno de los versículos, que desde mi punto de vista contiene el enfoque central del término.
Por Miguel Pulido
Miguel es Teólogo del Seminario Bíblico de Colombia, y pastor de jóvenes de la Iglesia Confraternidad en Bogotá, además de ávido escritor con la capacidad de conectar nuestra realidad con la perspepctiva bíblica.