Parece que los políticos son vaticinadores. Además de tener la capacidad de definir lo que va a ocurrir en el futuro con una claridad envidiable
- Catagoría: Fe
- Autor: Miguel Pulido
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Ellos saben la respuesta exacta para que la debacle no ocurra.
“El caos se apoderará de nuestro país si en estas elecciones tomamos una decisión contraria a la que yo propongo; yo soy la respuesta”, podría ser su discurso, pero obviamente lo adornan con términos elegantes.
Los extremos son la munición de la que se nutren las armas políticas de la actualidad.
Dibujar panoramas oscuros es la metodología de los discursos con pretensiones mesiánicas.
Los políticos son cada vez más intencionales en enfilar sus fuerzas para convencer a la población cristiana para que voten en su favor.
Podríamos hablar de valores, el concepto de familia, la resistencia de las ideologías liberales y un largo etcétera.
Sin embargo, últimamente he escuchado y leído con frecuencia sobre la advertencia del posible establecimiento del Nuevo Orden Mundial.
En pocas palabras, cada elección de cada país democrático, puede ser un paso que se dirige hacia un nuevo gobierno en el mundo, el cual debemos rechazar porque es la antesala del fin del mundo.
Esta idea surge de una manera de leer el Apocalipsis exclusivamente futurista, como si el propósito del libro fuera darnos un mapa detallado de lo que ocurriría tres mil años después.
Sin embargo, no es una lectura correcta.
Tomemos como ejemplo uno de los cuatro jinetes.
Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí al tercero de los seres vivientes, que gritaba: «¡Ven!» Miré, ¡y apareció un caballo negro! El jinete tenía una balanza en la mano.
Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: «Un kilo de trigo, o tres kilos de cebada, por el salario de un día; pero no afectes el precio del aceite y del vino»
(Apocalipsis 6:5-6)
Surgen, obviamente, varias preguntas.
¿Qué hace este caballo negro?
Altera la economía.
¿Cómo lo logra?
Elevando los costos de los alimentos que podían comprar los más necesitados (cebada y trigo), pero manteniendo el precio de los elementos que traficaban los más ricos (el aceite y el vino).
¿Qué obtiene con este movimiento?
Que se extienda la brecha de la desigualdad: los pobres son cada vez más pobres y los ricos son cada vez más ricos.
¿Es eso algo que va a pasar o que ha pasado en muchos momentos?
La respuesta la tienes tú.
Y si no la tienes, sólo tienes que mirar un noticiero.
El propósito de Apocalipsis no es sencillamente decirnos en detalle lo que va a ocurrir, sino revelar las cosas como siempre han sido.
Los sistemas sociales, económicos y éticos que se han construido a lo largo de la historia humana tienen la tendencia a ir en contra de los parámetros de Dios, sin importar su filosofía política.
Cuando se deja a Dios por fuera de la ecuación y cuando el poder pudre –como parece ser su tendencia– los corazones, la maldad encuentra su manera de germinar.
Ha habido regímenes totalitarios de derecha y de izquierda; hay desigualdad en economías capitalistas y socialistas; hay perversión y corrupción tanto en sociedades progresistas como en tradicionales.
Tememos el Nuevo Orden.
Pero no nos damos cuenta que el problema es el Orden Actual.
Porque el asunto central no es la elección del próximo presidente, sino volver nuestra mirada al que está en el Trono.
Y arrepentirnos.
Y vivir aquí y ahora el Reino que él vino a traer, que es el único que puede dar sentido en medio de tantos Ordenes que en son sólo caos.
©MiguelPulido
Por Miguel Pulido
Miguel es Teólogo del Seminario Bíblico de Colombia, y pastor de jóvenes de la Iglesia Confraternidad en Bogotá, además de ávido escritor con la capacidad de conectar nuestra realidad con la perspepctiva bíblica.