Encuartelados con Adrián Intieri llegamos a unas conclusiones revolucionarias sobre el futuro del cristianismo.
- Catagoría: Reaxion
- Autor: ZonaJ
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Aunque tal vez no lo sea, muchos señalan estos tiempos como apocalípticos. Sin embargo, en momentos así, donde la ansiedad y el temor están a flor de piel, las personas buscan un lugar donde refugiarse y la fe se vuelve imprescindible.
Ahora bien, con lo que no se contaba, era que las puertas que se creía que jamás se cerrarían, cerraran.
Sin importar si es católico, cristiano protestante, reformado o de cualquier otra creencia, la regla no tuvo excepción.
“No puede haber ningún lugar con más de diez personas reunidas, esto es para evitar la propagación del coronavirus”, precisó el presidente de Colombia, Iván Duque.
La medida, evidentemente, obligaba a las iglesias a cerrar sus puertas, porque además de que estos lugares pudieran focalizar puntos de propagación, también cuentan con población vulnerable al contagio.
Sin embargo, este no fue el final de la iglesia y una de las palabras más comunes por estos días, “reinventarse”, fue la que adoptaron los diferentes líderes religiosos de la ciudad, los cuales concordaron en algo: “la iglesia no son templos, ni paredes, la iglesia son las personas”.
Por @zonajnet
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