Mis lamentaciones

Mis lamentaciones

(El libro de lamentaciones de la literatura bíblica es usado para expresar profundo dolor, desasosiego y desánimo.

  • Catagoría:  Fe
  • Autor:  Miguel Pulido

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Es un desahogo por medio del lenguaje que contiene metáforas directas, frases escuetas y palabras duras por una nación. Este es mi lamento por mi país.

Yaces desangrada al lado del camino y nadie parece verte. El dolor se ha convertido en parte tuya. Por días. Por meses. Por años. Dirán lo que quieran, pero es imposible acostumbrarse a que la muerte pasee libremente por tus calles, que la injusticia te tome presa, que la indolencia sea la marca distintiva de tus hijos o la desoladora sensación de que nada va a cambiar.

¿Qué te han hecho, patria mía?

¿Qué hicimos?

Tu cuerpo está bañado por océanos, regado por ríos, adornado por bosques y selvas, coronado por nieves perpetuas, acicalado tiernamente por la belleza que quita el aliento y la envidia de los otros. No existe nadie como tú en la tierra. Tus admiradores te alaban y los lujuriosos te miran con codicia… Fuiste torpe, amada, porque inocentemente caíste en sus garras.

Te explotaron, te dañaron, te violentaron. Como si fueras un objeto, te usaron para llenar sus bolsillos de oro y su boca de tu aliento. Te violaron y salieron impunes. Riegan tu sangre sin ningún cargo de conciencia, justifican la maldita corrupción que tanto te marchita con argumentos estúpidos, te señalan y se burlan debajo de la mesa mientras hacen cara de inocentes mientras el mundo observa.

¡Son malvados e inteligentes! Tan pronto como se ven acorralados, distraen la atención hacia otro lado. Borran tu memoria. Pones debajo del tapete lo que te daña por enfrentar el problema de la moda, al tiempo que sigues agonizando en el silencio del olvido. Hoy es esto, mañana será aquello, y te acostumbraste a que niños mueran por falta de agua, jóvenes sean asesinados por balas perdidas, madres sean atornilladas a la miseria y padres abandonen familias en nombre de su cobarde machismo.

¿Qué le ocurrió a tu alma?

Porque tu problema no es de recursos, es del corazón.

Patria mía, tus riquezas son insondables, pero se han menguado por la avaricia de quienes te dirigen como si fueras su posesión. Pero no, no te poseen, te sirven. Su perverso desenfreno ha infectado a tantos que te hace preguntar si hay posibilidad de que haya alguien limpio. Necesitas hijos que se la jueguen por ti, por tu bienestar, por hacer lo correcto pase lo que pase. Que te pongan por encima de sus egos. Que su corazón procure el bienestar de la tierra que los vio nacer.

Me duele porque te amo. Quiero verte plena, completa, llena de vida y no de muerte. Anhelo ver a los niños jugar en tus calles, a los jóvenes reír sin culpas, a las familias soñar con un futuro y a los que te han ultrajado experimentar la justicia. ¿Quién quita que incluso ellos sean restaurados en tu restauración? Porque tú eres amplia, buena, misericordiosa, en tu abrazo miles han encontrado una nueva oportunidad para sus vidas.

Levántate de tu letargo, tierra mía. No te ancles a la queja ni a la auto-conmiseración, no te distraigas en las lenguas venenosas de aquellos que critican por deporte y que hacen del descontento una forma de vida aceptable. Tú eres más que incesantes luchas. Fuiste creada con la capacidad de sobreponerte. Lo has hecho infinitas veces y lo harás una vez más.

La resistencia ha sido tu sagrada característica.

Eres insondablemente tierna e indomablemente fuerte.

Vuelve a tus ojos al que te dio la vida y encuentra en él el reposo por el que tanto has estado clamando. Los daños que te han hecho pueden encontrar esperanza en su regazo. No huyas de él, corre hacia sus brazos.

Y así, patria mía, verás una mañana diferente.

 

©MiguelPulido


Miguel PulidoPor Miguel Pulido
Miguel es Teólogo del Seminario Bíblico de Colombia, y pastor de jóvenes de la Iglesia Confraternidad en Bogotá, además de ávido escritor con la capacidad de conectar nuestra realidad con la perspepctiva bíblica.

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