Una teología a favor del calentamiento global

Una teología a favor del calentamiento global

El calentamiento global evidencia que hemos sido pésimos administradores de nuestro planeta.

  • Catagoría:  Fe
  • Autor:  Miguel Pulido

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La temperatura del medio ambiente es tanto efecto como causa del equilibrio de los ecosistemas. Si este factor básico es alterado, como ha ocurrido, las repercusiones son infinitas: la potabilidad del agua, la profundidad de los océanos, la fecundidad del suelo, la subsistencia de ecosistemas completos.

Una tragedia de proporciones dramáticas.

Hemos asesinado a nuestro planeta.

Hay muchos factores de análisis dentro de un asunto tan complejo. Podríamos hablar de cómo ciertos grupos económicos son los que determinan leyes sobre el medio ambiente dependiendo de su avaricia. Podríamos mencionar una cultura sistémica que nos hace creer que no importa mucho si usamos plástico o no, al punto que nos parece “higiénico” o “aceptable” que existan frutas que son arrancadas de su cáscara para empacarlas al vacío en una caja de incorporación. Podríamos reflexionar sobre el daño que hacen los sistemas acelerados de cultivo para estar al frente de las demandas del mercado, de tal forma que el suelo no descansa nunca

Pero quisiera enfocarme en la teología.

Porque creo que es parte del problema.

Cuando mencionamos la palabra “salvación”, lo primero que se nos viene a la mente es esencial. Al hablar con muchas personas que provienen de trasfondos evangélicos, me doy cuenta que la percepción de muchos podría resumir así: la salvación es lo que hace posible que vayamos al cielo después de morir.

Sí.

Pero no.

No es el todo de la historia.

Estas afirmaciones hacen creer, implícitamente, que esta vida no es la que importa, sino la otra. Que este mundo es solamente una especie de trámite mientras llega el que sí es de verdad. Algunos incluso son más osados y, a partir de hermenéuticas retorcidas de textos como Apocalipsis, se vuelven cínicos frente a este mundo, porque igual se va a acabar y Dios va a reiniciar desde cero en otro lugar donde todo es plenitud, tranquilidad y armonía.

Al usar la palabra “nuevo” nos podemos referir a dos cosas: algo que no teníamos y ahora tenemos o a algo que teníamos pero ahora tiene una naturaleza distinta. Cuando alguien dice que se siente como una persona nueva porque ha cambiado sus hábitos, no implicamos que antes no era una persona, sino que ha descubierto nuevas dimensiones de su humanidad que le habían sido usurpadas por sus malas decisiones. Cuando alguien dice que tiene una nueva vida no quiere decir que antes no tenía vida, sino que está experimentando dimensiones de su existencia que antes le eran ocultas.

La Biblia habla de Cielos nuevos y Tierra nueva.

En ese sentido.

Dios no va a acabar con esta Creación, la va a restaurar, la va a recuperar, la va a reponer, la va a renovar. Lo que le ha hecho el pecado a este mundo no tendrá la última palabra y, algún día, todo será como Dios lo tenía en mente desde un principio.

Por eso el mientras tanto es tan importante. No estamos esperando un tiquete para escapar de este mundo que deberíamos despreciar. ¡Abandonemos esa teología de muerte, que está incluso a favor del calentamiento global! Cuidar esta Creación es una forma de adoración. Un hijo de Dios cuida lo que es de su Padre. Los actos de bondad en este mundo anticipan aquel día donde habrá punto final a la maldad. Como esperamos el día que ya no haya calentamiento global, lo enfrentamos hoy. Como anhelamos el momento donde la Tierra descanse de la explotación, limitamos nuestra avaricia hoy.

Lo que hacemos hoy demuestra qué tanto nos importa el mañana.

La salvación empieza hoy.

©MiguelPulido


Miguel PulidoPor Miguel Pulido
Miguel es Teólogo del Seminario Bíblico de Colombia, y pastor de jóvenes de la Iglesia Confraternidad en Bogotá, además de ávido escritor con la capacidad de conectar nuestra realidad con la perspepctiva bíblica.

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