Soy Vegetariano no practicante

Soy Vegetariano no practicante

Tengo un número cada vez más creciente de amigos que se están haciendo vegetarianos o veganos.

  • Catagoría:  Fe
  • Autor:  Miguel Pulido

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Los admiro. Salvo algunas excepciones, no percibes en ellos la superioridad moral que otros destilan porque no son como el resto de mortales que estamos acabando con el planeta, los pobres animalitos y la capa de ozono. Su modo de vida es respetuoso y profundo.

Hace poco estuve hablando con un amigo sobre la gama increíble de posibilidades de comida que hay en el vegetarianismo. Además, me mostró cómo este modo de vida ha nutrido su salud y le ayuda al medio ambiente. Es una mentalidad fascinante. Pretende restablecer la armonía que como humanos debemos tener con la Tierra, al mismo tiempo que protesta contra las terribles formas de producción de la carne.

Así que le dije: “yo soy vegetariano no practicante”.

Ambos nos reímos.

Porque es una idea absurda.

Parte del régimen vegetariano, por obvio que parezca, es no comer carne. Si yo como carne y digo que soy vegetariano, simplemente no soy vegetariano. Por más buenos sentimientos que tenga, por más libros que haya leído, por más intenciones correctas, no tiene sentido que diga que soy vegetariano mientras me meto un pedazo de carne a la boca.

El problema, sin embargo, es que sí he escuchado a mucha gente decir que es cristiano no practicante. Piensan que es la conclusión filosófica más profunda a la que la humanidad pudiera arribar. Lo dicen con orgullo, porque les parece que no son como los otros tontos que están metidos en la religión. Es como si le hubieran ganado al sistema.

No se puede ser cristiano sin practicar.

Porque la fe es más que un pensamiento bonito sobre la vida.

O también escucho con frecuencia personas que les parece lo más lógico del mundo decir: “yo creo esto de la Biblia, pero esto no”; “esto lo acepto de Dios, pero esto lo rechazo”. Crean un dios a su imagen y semejanza. ¡Eso es estúpido! Es como si yo dijera que soy vegetariano, pero que me gusta comer cerdo; o que soy vegetariano con todo mi corazón, pero no estoy dispuesto a que me impongan que no puedo ingerir la carne de res cuando lo desee.

Eres una cosa o eres la otra.

No hay punto intermedio.

Somos más radicales con nuestra alimentación que con nuestra eternidad y con lo que ingerimos que con lo que somos. Decimos que si la fe nos llama a obediencia son posiciones arbitrarias, al mismo tiempo que al escoger una opción de vida como el vegetarianismo nos abstenemos voluntariamente de cosas que para otros son normales. Nos parece lo más normal e inteligente que una persona crea en Jesús y también en la carta astral, y también se emborrache de vez en cuando, y también se acueste con su novia porque todo el mundo lo hace. Sencillamente, hemos puesto a Jesús como un muñequito más en el anaquel de la religión que hemos creado a nuestra voluntad.

No soy religioso ni legalista, soy consecuente. Si sigues a Jesús, hazlo con cada centímetro de tu vida. El Evangelio no es una propuesta para que te sientas mejor contigo mismo, como una especie de palmada en la espalda cósmica, sino que es la invitación radical a que rindas toda tu vida a los pies del Señor. Sin peros. Sin excepciones. Son particularidades hechas a tu medida.

No existe un vegetariano que coma carne.

No existe un cristiano que no siga a Jesús.

El problema es que lo supusimos al revés: pensamos que era Jesús el que nos tenía que seguir a nosotros.

 

©MiguelPulido


Miguel PulidoPor Miguel Pulido
Miguel es Teólogo del Seminario Bíblico de Colombia, y pastor de jóvenes de la Iglesia Confraternidad en Bogotá, además de ávido escritor con la capacidad de conectar nuestra realidad con la perspepctiva bíblica.

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