El interesante caso de la cantante cristiana que al alejarse de la burbuja gospel logra tocar a más vidas de una mejor forma. Conozca su historia aquí
- Catagoría: Musica y Cultura
- Autor: Jorge Mario Marin
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Jamás me he sentido incómodo con el pop adolescente, reconozco tal vez como una especie de placer culposo, que algunos de estos grupos produjeron éxitos radiales que hasta el día de hoy recuerdo con cariño.
La cuestión aquí es el asunto del talento que siempre se pone en tela de juicio, aludiendo constantemente que son cantantes prefabricados que dependen de la composición de terceros y por supuesto de la manipulación de la industria musical.
Uno de los cantantes más populares en los inicios fue por supuesto David Cassidy, fallecido en el 2017, todo un sex simbol para su generación y quien se hizo muy popular por protagonizar la comedia musical The Partridge Family en los 70s.
Como amigo muy cercano de personajes como Alice Cooper, Cassidy comenzó a padecer el hecho de no poder desarraigarse de su imagen pública de chico bueno. Trató sin mucho acierto el ser tomado como un músico de rock serio, algo que lo persiguió por siempre.
No sería, por cierto, el primer y único caso de aquellos ídolos pop que nunca lograron que el público los viera con otros ojos.
Solo se logró en algunos casos contados, como el del puertorriqueño Robbie Draco Roso,a quien pudo superar su imagen de ex menudo y se convirtió en un admirable músico y compositor de rock.
Curiosamente, uno no esperaría menos en la llamada “música cristiana”, pero es precisamente aquí donde encontramos casos que realmente asombran. El boom de la boy band y la girl band tuvo su apogeo finalizando los 90s y comienzos del 2000. Como siempre pasa, los referentes en el género de parte de músicos cristianos no se hicieron esperar.
Uno de los más prominentes fue Plus One, grupo vocal masculino que rápidamente fue aceptado dentro del mercado. Su último disco Exodus, producido por Peter Furler y Jeff Frankestein de Newsboys, les dio un enfoque más rockero además de que pasaron a tocar sus propios instrumentos.
Sin embargo, el grupo se disuelve después de esta producción y es aquí donde dos miembros del grupo deciden conformar junto con sus esposas un proyecto llamado Castledoor.
Esta sería una banda de poca duración pero que nos dejó excelentes canciones de estilo indie rock y folk demostrando una creatividad sobresaliente.
Jump 5 es otro caso especial donde después de su disolución, los hermanos Brandon y Brittany Hargest, conforman la banda Guest rodeados de músicos de primera calidad y un sonido pop rock más maduro y bohemio.
Caso aparte sería el de Brian Littrell, famoso mundialmente por ser uno de los cantantes del grupo secular Backstreet Boys, quien nunca escondió su fe, siempre se destacó por su compromiso con su familia, donde incluso afirmaba que no se llevaba el trabajo a su casa, es por ello que los discos y premiaciones eran ajenos a su ambiente familiar el cual prefiere enfocarlo en algo más espiritual.
En el 2006 lanza su bien recibido disco Welcome Home, donde se desprende del sonido e imagen adolescente para dar paso a un sonido más adulto contemporáneo.
Sin embargo, entre tantos casos llamativos, el que más interés me produce en la cuestión creativa es el de la intérprete femenina Joy Williams.
Comenzó su carrera como la típica cantante pop góspel de Tennessee, con suaves canciones y la imagen sonriente de una nacida de nuevo, pero pronto se daría cuenta del mundo real que había tras la ventana.
Su deseo de dejar la burbuja de la “música cristiana contemporánea” y poder reinventarse no fue algo que entusiasmó a sus tradicionales padres, pero como ella misma lo afirma tuvo que reiterarles que confiaran en ella gracias a los valores que le inculcaron.
En el 2008 conoció a su amigo, el misterioso músico John Paúl White, quien con su imagen descuidada y su vestimenta rural, que contrasta con la dulce imagen de Williams, tendrían una gran química musical y terminarían por conformar el dúo de indie folk y country alternativo The Civil Wars.
Es aquí donde la carrera de Joy Williams explora temas líricos muy interesantes ya que temáticas como las relaciones, luchas internas, la muerte y el sexo se fusionan con trazos de espiritualidad que muestran que la fe de Williams ha cambiado más no desaparecido.
El clamor de Dios en medio de la más profunda oscuridad eran temáticas frecuentes en sus canciones, cargadas de profunda emotividad sin llegar a ser predicaciones de algún tipo.
A pesar de todo, esta magia creativa no duró mucho y después de dos discos de estudio y uno en vivo, el dúo se separa en el 2014 bajo cuestiones que no están claras y cuyo silencio es respetable.
Es aquí donde comienza un tercer renacimiento en la carrera de Williams que se traduce en una nueva carrera en solitario con su disco Venus.
Nuevamente, la honestidad emocional juega un rol importante en su música, su difícil rompimiento artístico con John Paúl White, situaciones con su esposo que necesitaban tratarse y la pérdida de su padre, juegan un papel clave en canciones que tratan sobre el dejar ir, la maternidad y el perdón, ahí es donde sus temas le dan un halo de gran importancia a su obra.
Cabe destacar la belleza de su video clip Woman (Oh Mama), donde lejos de la sexualidad que saturan muchas cantantes norteamericanas, Joy realiza un desnudo totalmente artístico y sin pretensiones morbosas.
"Es emocionante para mí cuando soy capaz de prestar mi voz a algo a lo que siento que le puedo agregar una dimensión especial y que también alienta a las personas a hacer una diferencia positiva", afirmaba en una entrevista.
De alguna manera, la canción Ordinary World, original de la banda Duran Duran de la cual Williams hace una versión única e íntima, se termina convirtiendo en un himno de transición ante los inminentes cambios que experimentamos en nuestras vidas:
“Pero no lloraré por el ayer
Existe un mundo común que de alguna manera encontrará.
Y cuando me abra paso en este mundo común aprenderé a sobrevivir”.
Para quienes crecieron con su música es posible que se identifiquen con esos mismos procesos de madurez, ya que el arte, en este caso el de la música, debe ser el reflejo de nuestra evolución como seres humanos.
Es fácil ver la vida de una manera más positiva cuando estamos en una burbuja ajena al dolor del mundo, pero cuando experimentamos y despertamos ante ese mundo que definitivamente es más complejo y difícil, podemos darnos cuenta del papel que realmente juega la gracia y la dependencia ante un Dios que no nos suelta de su mano en medio de las tormentas.
Es por ello que necesitamos más cantantes de fe que interpreten canciones donde podamos ver reflejadas nuestras experiencias, tanto bellas como dolorosas y recordemos lo frágiles que somos y la necesidad de volver a nuestra fuente de vida.
Por @GeorgeRock
Jorge Mario es un super conocedor de la música y en especial del rock y el metal cristiano. Gracias a sus conocimientos fue el director de ZonaJ Muzic por varios años.