Esta Semana Santa hablamos del Cristo que es victorioso y triunfante, de aquel que venció y resucitó. Una reflexión para todos sobre la resurrección
- Catagoría: Fe
- Autor: ZonaJ
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Por estos días es usual ver las personas correr alrededor de la semana mayor de todo el año, algunos corren debido a las vacaciones que representan, los más devotos se acercan a las iglesias para rogar a los santos de preferencia, y los más escépticos se quedan en sus casas recordando el suceso histórico que representa Cristo.
Lastimosamente las imágenes de Cristo son de un Dios que está vencido, incapaz y derrotado, se le ha comunicado ese Cristo no solo a través de las imágenes de yeso, sino también a través del testimonio de quienes profesan que Dios les ha cambiado la vida y parece que solo cambian de religión y continúan con sus malas costumbres que tenían.
Pero quiero hablarles del Cristo que está victorioso, triunfante, de aquel que venció el poder de la muerte, que da una vida de victoria integral, y que tiene un plan de vida con todos los seres humanos.
De aquel que los padres de Latinoamérica no conocieron, de aquel que América anglosajona disfrutó y por el cual le fue dado el poder económico y político mundial.
El Cristo del que les vengo a hablar es del que definieron los griegos “… Al Dios no conocido…”, y que aún muchos no conocemos en su totalidad por pereza, por no tomar compromisos con él, o simplemente porque no hemos hallado la Verdad que está en él.
El que comienza a conocer a Cristo se da cuenta de rasgos particulares de su personalidad, en primer lugar se da cuenta de su gran amor por todos y cada uno de los seres humanos, “…De tal manera amó Dios al mundo que envió a su único hijo, para que todo aquel que en él cree, no se pierda más, tenga la vida eterna…”
El texto que traigo a colación de Juan 3:16, expresa la condición en la que se encuentra el ser humano, está perdido inmerso en miles de preguntas acerca de su función en el planeta.
Las tres preguntas claves que el ser humano debe responder para que su existencia tenga sentido en el planeta, empiezan a ser resueltas a partir de este texto, porque Dios lo que hace es darnos la identidad que necesitamos para saber de dónde venimos.
Y venimos de ser creación suya en el jardín del Edén, y tras la expulsión por desobediencia, Dios tuvo tanto amor por todos y cada uno de los seres humanos para regresarnos a la vida eterna que teníamos en el Jardín. Envió a su unigénito para que pagara el castigo de esa desobediencia, porque todo acto malo recibe castigo.
Estábamos perdidos porque al ser Dios la fuente que le da sentido a la vida, el único remedio que teníamos era la muerte, vivir insatisfechos porque no existe nada que pueda llenar los vacíos del ser humano sino Dios.
En este sentido, Dios lo que hace es darnos una identidad que nos hace responder la segunda pregunta que todo ser humano debe responderse es quién soy, y a través de este texto de Juan 3:16, Dios se encarga de darnos la orientación de nuestras vidas, la hoja de ruta necesaria para que la vida tenga sentido, y así se ha definido la misión del ser humano que Dios propone:
“Somos bendecidos en todo, ciudadanos del pueblo de Dios debido a la obra de Cristo en la Cruz, embajadores para comunicar el mensaje de salvación a otros hijos adoptivos suyos, confiados en Él por la promesa de su salvación garantizada a través del Espíritu Santo que nos hace perdonados de nuestros pecados, que nos libera de la culpa otorgándonos realeza y sacerdocio, siendo soldados a través de la adoración de su grande y maravilloso amor, grandeza y poder.”
Estamos hablando de quién soy, para que estoy aquí en la tierra, porque tanto científicos, filósofos, creyentes y no creyentes, gastan su vida averiguando su propósito en el planeta, triste es para muchos que la semana santa es solo recordar los latigazos que recibió Cristo y el suplicio que sufrió en su pasión por darnos la vida eterna, cuando es este el mensaje que quiere comunicarnos.
Y esto da lugar a la tercera pregunta de dónde voy, que simplemente es la vida eterna, que no toda la historia termina en el polvo de donde venimos, sino a una eternidad que puede ser con él o sin él, y que la garantía de que al aceptar su mensaje podremos tener una eternidad con él, está representada en la persona del Espíritu Santo.
Así que lo que Dios quiere que lleguemos a ser es:
“Cumplir el propósito del plan de Dios en nosotros que es estar a la estatura del varón perfecto, símbolo de la madurez espiritual integral.”
Bajo estos principios que debemos ceñirnos para cumplir el plan de Dios:
- Servicio. Servir a Dios como no lo ha pedido de buena voluntad sin importar las circunstancias individuales o colectivas que son parte del plan de Dios en nuestra vida para llevarnos a su propósito final en nosotros.
- Contentamiento: Agradecer en todo tiempo que las circunstancias son parte del plan de Dios en nuestra vida para llevarnos a su propósito final en nosotros.
- Pasión: Inclinar todas las fuerzas y habilidades para enfrentar las circunstancias que son parte del plan de Dios para cumplir el propósito final en nosotros.
Dios no quiere que nos sentemos a observar, criticar, cuestionar su existencia o la obra de la cruz, quiere que simplemente nos autorrealizemos como personas, que al final de nuestros días en el planeta tierra podamos quedar satisfechos de la tarea cumplida, de una vida con propósito desde un pasado, el presente y el futuro por venir.
Por @zonajnet
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