Reflexión en medio de la crisis financiera

En estos tiempos difíciles de la economía, la mediocridad se alza en todo su furor con las decisiones que toman las personas.

Debemos empezar por el caso que nos acontece casi a diario, los despidos masivos de personas de las empresas.

El recorte de personal se constituye en una mediocridad, toda vez que los gerentes echan mano del personal para recoger recursos financieros necesarios para financiar la actividad económica de sus compañías.

Hasta el punto que las diferentes entidades económicas de los países dan como parte de tranquilidad el hecho de que las presiones inflacionistas hayan ido en detrimento en el transcurrir de los meses, sin resaltar que es consecuencia de la reducción del poder adquisitivo de la población la que ha generado este comportamiento.

 Aunque no se desconoce el hecho de que podría ser peor el escenario económico.

Otra de las formas de mediocridad que estamos observando, es el análisis que se le realiza a la crisis económica, y solo se puede analizar sus consecuencias y pronosticar el desarrollo de la misma, porque nadie conoce con certeza a dónde vamos a llegar.

Ni siquiera los gurús del tema pueden afirmar o negar porque el mercado es impredecible.

A pesar de lo anterior, ya varios se han aventurado a predecir lo negro de este año y la recuperación que representará 2010.

Pero si las autoridades bancarias, monetarias y gubernamentales tienen inmensos problemas por su ineptitud y falta de legislación, para los demás mortales la mediocridad también es el pan de cada día para muchos de nosotros.

El conformismo a nuestra realidad, la falta de planeación y la ausencia de certeza del mañana, se constituye en la mediocridad de nuestras vidas, tener una hoja de ruta que nos permita tener una idea del destino de nuestras vidas, facilita que podamos cumplir con nuestro fin en el planeta.

Las personas se suicidan, no están conformes y sienten una insatisfacción que tratan de llenar con bienes materiales, drogas, entre otros.
Pero la mediocridad va más allá de no tener estudios, hasta el más preparado puede determinarse mediocre cuando no se ha desarrollado integralmente, es decir, a nivel familiar, personal, sentimental, etc.

Asimismo, de qué sirve ser cristiano si uno no va a cumplir el propósito por el cual fue creado.

Nuestro propósito es tener impacto en la sociedad reflejando su inmenso amor, que sobrepasa todo entendimiento.

Y la pregunta sería si lo estamos haciendo, o por el contrario sin planeación, sin objetivos claros no vale la pena vivir, porque los llamados a la excelencia no pueden conformarse a conocer solo de Cristo, hay que realizar la tarea completa, y es trascender, destacarse en la sociedad, y mostrar con nuestra vida y ejemplo el plan de Dios para la humanidad.

Por @zonajnet
Somos un movimiento juvenil creado por jóvenes y para jóvenes que integra tecnología, música, arte, comunicaciones y un mensaje diferente.

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