Stevie Ray tiene una carrera musical como muchas conocidas y con un trágico final, sin embargo, poco se ha llegado a documentar sobre su viaje de fe.
- Catagoría: Musica y Cultura
- Autor: Jorge Mario Marin
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La historia de la música blues está llena de personajes que se encuentran en un punto medio entre el cielo y el infierno, casi que jugando entre ambos frentes, pero que muchos de ellos terminan abrazando la redención al final de sus días.
Stevie Ray Vaughan de Dallas, Texas deja la secundaria a principios de los setenta para comenzar su carrera en el mundo de la música, después de formar muchas bandas comienza a adquirir notoriedad en el circuito del blues con su banda Double Trouble en la siguiente década.
Lo esperan grandes festivales donde su virtuosismo como guitarrista eléctrico no pasa desapercibido, al punto que revistas como Guitar Player destacan favorablemente su carrera.
En 1984 la Blues Foundation lo nombra artista e instrumentista del año y durante la década se hace merecedor de seis premios Grammy.
El 27 de agosto de 1991 con tan solo 37 años un accidente de helicóptero cobra su vida, tan solo unos meses después de publicar su último disco The Sky Is Crying, en la actualidad es recordado como uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos.
Una carrera musical como muchas conocidas con un trágico final, sin embargo, poco se ha llegado a documentar sobre su viaje de fe.
Para nadie fue un secreto su delicado problema con las drogas y sus arrestos por posesión de sustancias, el músico Muddy Waters quien veía con preocupación sus episodios con la cocaína durante una gira de conciertos ya lo advertía: "Stevie podría ser el mejor guitarrista que haya existido, pero no vivirá hasta los 40 años si no deja el polvo blanco”.
En 1990, meses antes de su muerte y contando con tres años de sobriedad, se reúne en un restaurante con una periodista para The Dallas Morning News contando su infernal experiencia.
“Estaba vomitando y cayendo, chocando contra las paredes y pensando que la gente me perseguía", afirmaba. "Y huyendo de otras personas, personas que se preocupaban por mí".
Su adicción llega al punto que la música pierde relevancia y su único deseo era permanecer drogado todo el tiempo: “quería hacer nada más que quedarme en mi habitación y volverme completamente loco".
Su tormentosa relación con sustancias sicoactivas había comenzado desde su infancia y a la edad de 30 años ya bebía mucho alcohol para conciliar el sueño. Sin embargo, fue de igual manera en sus primeros años de vida cuando conoció de la palabra del Señor.
Por eso no fue difícil que tanto él como su colega, el bajista Tommy Shannon, ya al tope de su decadencia, tomaran la decisión de arrodillarse y reconocer su necesidad de Dios como la principal salida a sus adicciones para después someterse a rehabilitación.
Las oraciones de Martha Vaughan y la madre de Stevie nunca bajaron la guardia, incluso pedía constantemente ayuda a otros creyentes para que con insistencia clamaran por la vida de su hijo.
Se cuenta que en sus últimos años Stevie Ray Vaughan era una persona muy amorosa quien no perdía ocasión de agradecer públicamente a Dios por brindarle una segunda oportunidad y compartir su talento a otras personas.
El músico no se convirtió necesariamente en un evangelista pero era usual escuchar al final de sus conciertos como Jesucristo le había rescatado de su adicción y es precisamente aquí donde esta historia llama mi atención con gran inquietud.
Por supuesto que siempre es agradable cuando un famoso del mundo de la música decide abrazar el cristianismo como respuesta a sus necesidades, pero es preocupante cuando la importancia de su estatus parece estar por encima del hecho de la obra de Cristo en su vida.
Actualmente muchos están entusiasmados con el cambio en el repertorio de Kanye West hacia el góspel, otros viven esperando el día que Justin Bieber saque un disco cristiano, todo parece resumirse en el síndrome de celebridad cristiana de moda.
Stevie Ray Vaughan partió de este mundo a muy temprana edad, no llegó a grabar un proyecto musical propiamente cristiano, no sacó un disco para la temporada navideña, ni cambió sus canciones por blues spirituals, pero encontró lo más relevante que fue la redención, la reconciliación con Cristo y la salvación.
Es por eso que aquí no se trata de colocar en un pedestal al último cantante popular y esperar desesperadamente su disco góspel para el top 10, ya que lo más importante es alcanzar la meta de la vida eterna.
El mismo Jesús lo afirma en Lucas 15:7 al declarar que existe más alegría en el cielo por un pecador arrepentido que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
Por @GeorgeRock
Jorge Mario es un super conocedor de la música y en especial del rock y el metal cristiano. Gracias a sus conocimientos fue el director de ZonaJ Muzic por varios años.