Ahora que este controversial género musical está incrustado de lleno en las comunidades cristianas, parece ser que ya no es tan malo como decían.
- Catagoría: Musica y Cultura
- Autor: Jorge Mario Marin
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Actualmente parece que el rock ya no es lo que alguna vez se suponía que debía ser, es decir, ese movimiento juvenil trasgresor y underground que rompía con los estándares y se rebelaba contra las autoridades familiares, religiosas o sociales. Por otro lado, ¿siempre se trató sobre eso o solo para ciertos sectores que ejecutaban o escuchaban esta música?
El rock terminó siendo utilizado para jingles, programas para niños y se fusionó con géneros más aceptables socialmente y autóctonos de diversos países. Se unió a la era de los videojuegos y las series de televisión.
Es difícil actualmente ver en términos de rebeldía a aquel hombre mayor de edad, que de manera relajada y en la soledad de su casa se sienta a recordar sus canciones favoritas de The Beatles, además de ver como su sonido en la actualidad ha adquirido un grado de respetabilidad que se empieza a enseñar en las escuelas con canciones de Queen o Pink Floyd en las clases de música.
Sin embargo, nada causó más asombro en su momento que la llegada del género a las iglesias que tanto le satanizaban.
Debemos mirar como primera medida el sonido góspel de las iglesias afro americanas que fueron pieza clave para el nacimiento del rock n roll y otras tendencias modernas, por lo cual realmente tendríamos que erradicar de alguna forma el argumento de ser una música “mundana”, como ya lo analizamos en nuestro artículo “El racismo en los tiempos del góspel”.
En América Latina, durante la interesante década de los 90, era usual ver libros en las estanterías cristianas de autores como el norteamericano Bob Larson o la boricua Carmina de López, dedicados a la cacería de brujas en este género, incluyendo el rock cristiano, argumentos los cuales ya hemos aclarado en capítulos anteriores.
Lo curioso es que al tiempo que esta literatura se promovía, lo que para muchos parecía inconcebible, comenzó a esparcirse dentro de las congregaciones evangélicas, las sagradas alabanzas con las que los feligreses danzaban en actitud de celebración y agradecimiento a Dios, empezaron a fusionarse con sonidos más contemporáneos.
Como ya lo hemos documentado antes, el rock cristiano como tal comenzó en los sesentas. En América Latina algunos países de forma arriesgada comenzaron a desarrollar el género para evangelizar con bandas como LTP, Generación de Jesús y Holocausto.
Sin embargo, el movimiento seguía siendo marginal la mayor parte del tiempo, debido al recelo de muchas congregaciones que no miraban con buenos ojos que se ejecutara este ritmo dentro de los cultos.
Como suele pasar en las brechas generacionales, todo esto se empieza a desmoronar cuando los cantantes de Alabanza y Adoración comienzan a cambiar la cara de los himnos. Dentro del más reconocido grupo se encuentran Marcos Witt, Marco Barrientos, Juan Carlos Alvarado, El Grupo J.E.S., Miguel Cassina, Torre Fuerte y canciones exclusivas para niños y adolescentes como la producción Alas de Águila.
Por supuesto que este entusiasmo fue influenciado en gran manera cuando la legendaria banda Petra, decide grabar en español el disco “En Alabanza”, ganando una gran aceptación del público, algo que además llevó posteriormente a un grupo de jóvenes cantantes mexicanos a realizar dos producciones con temas traducidos al español de la agrupación texana.
Tenemos que nombrar muchas otras producciones muy bonitas, que surgían de iglesias que en muchas ocasiones lograban grabar con un gran esfuerzo y poder sacar sus canciones en casete o cd con melodías contemporáneas, pero sería difícil intentar recordar todo lo que surgió en aquella época.
Estas canciones con sonidos pop rock, rap o electrónica, se empezaron a escuchar incesantemente en los campamentos juveniles, los adolescentes realizaban coreografías, sonaban en eventos donde se unían diferentes denominaciones evangélicas y los jóvenes se sentían más cómodos de compartir con amigos no creyentes la música que escuchaban en sus congregaciones.
El análisis interesante que se hace actualmente al recordar aquellos años en las iglesias, era como muchos adultos recibían con beneplácito esta nueva modalidad de himnario, casi al punto de no reconocer el género como tal mientras alababan con entusiasmo a su creador y de manera muy simpática seguían frunciendo el ceño ante las fotos de presentación de la banda Guardián en su producción en español.
Con el tiempo muchos de los músicos que solían tocar en las alabanzas de la iglesia o que simplemente buscaban un alcance más evangelistero, comenzarían a surgir bajo nombres como Zona 7, La Tribu de Benjamín, VCV, Michael Rodríguez, Cintrón, Rojo y por supuesto Rescate….lo demás es historia.
Ahora ¿Se trata de un asunto superficial o realmente existe un trasfondo espiritual más profundo?
La experiencia del pastor chileno Enrique Colillanca Hernández de la Iglesia Génesis y director de la emisora virtual Puerto Rock Cristiano, es bastante significativa en cuestión de un cambio:
“Por un lado se encontró resistencia en un sector más conservador de la iglesia, por el otro una auténtica renovación de la adoración en la iglesia del Señor”.
“Lo más importante fue que este movimiento renovador fue acompañado de enseñanza acerca de la verdadera adoración. Esto le dio solidez y no lo convirtió en una simple moda pasajera, no era solo ritmo o nuevos estilos musicales, sino en un fundamento teológico y práctico”.
“¿Cómo vivimos esto? Desde la iglesia y las comunidades estuve de acuerdo y difundimos a Marcos Witt, Jorge Lozano, Marco Barrientos, Miguel Cassina y tantos otros más”.
“Tuvimos una audiencia que pudo escuchar a estos exponentes y también sus enseñanzas, algunos conocen esto como la doble AA: alabanza y adoración, siendo catalizadores de lo que ya estaba pasando hace tiempo en USA. Existe un cassette entre las primeras producciones de Marcos Witt descrito de esta manera”.
Jorge Enrique León Pineda es un periodista y musicólogo bogotano, quien perteneció a bandas colombianas muy legendarias como Excalibur, La Pestilencia y Delia y los Aminoácidos (primera etapa para lo que en un futuro sería Aterciopelados).
En su etapa como creyente tras una conversión que ya vimos en el artículo “Un Rockero y su Encuentro con Dios”, la alabanza jugó un papel importante en su relación con Jesús:
“Cuando llegué a mi vida cristiana en la Iglesia Comunidad de Fe, venía de un mundo musical muy fuerte y encontrarme con un género musical de alabanza, por ese entonces muy de tendencia hebrea, fue grandioso cuando comencé a ver que existía alabanzas en mi idioma rockero fuerte.”
“El lenguaje y la alabanza al Señor con un corazón limpio y puro, por ejemplo el disco de Petra en Alabanza, precioso, me marcó, en varias ocasiones me quebranté de la emoción de poder encontrar alabanzas en el género con el que crecí, orando al Señor en ese mismo idioma”.
“Después vinieron otras bandas como cuando vi a Marcos Witt en el coliseo El Campin, también me impactó mucho ya que en vivo es fuerte y rockerito y verlo en alabanza también en la iglesia me llenó de júbilo y gozo, lo latino de igual manera me gustó pero lo rockero me emocionó muchísimo”.
“Siempre han existido referentes desde que estoy en la vida cristiana, Witt, Barrientos, Alvarado, esa base de funk rock muy fuerte musicalmente hablando y desde que la conocí me maravillo, yo era feliz montando las alabanzas con temas de Juan Carlos Alvarado, posteriormente me emocioné con Rojo, banda favorita cristiana, quienes vi en vivo en el Parque Simón Bolívar, era maravilloso tocar para un grupo de jóvenes y colocarle el carácter rockero, era estar en la gloria y fueron años en que Dios me consintió para disfrutar y gozar en el lenguaje en el que me formé musicalmente”.
“Poder ejecutarlo y aportarlo a la iglesia, siempre con un corazón de adorador y finalmente enfatizar que siempre ha existido la alabanza con base rockera de cuatro cuartos, una guitarra distorsionada, bajo con base sólida y batería”.
Por supuesto que las experiencias son muchas y podemos encontrar un sentir muy similar en las generaciones actuales.
Para Gustavo Serna Calderón, joven que dirige la alabanza en una congregación de La Alianza Cristiana en Armenia, Colombia y fundador de la banda de rock R-Surged, el integrarse a una iglesia que se movía por los ritmos contemporáneos fue de alguna manera un choque tanto cultural como espiritual:
“Cuando llegué a la iglesia fue impactante ver como se podía alabar a Dios con ritmos que se asemejaban al rock, sin ser el rock como tal que yo conocía, pero que cambió el concepto de himnos que yo tenía concebido en mi mente en cuanto a la música cristiana”.
“En la parte espiritual me llevó a una nueva dimensión que me ayudó a darme cuenta de la necesidad de ir más allá y encontrarme con el deseo de aprender más de la palabra y crecer espiritualmente”.
Por otra parte, parece que finalmente los sonidos del rock ya no son del todo tan controvertidos y censurados en la actualidad.
Andrés López de la ciudad de Ibagué en Colombia, es director del ministerio de la alabanza y el coro distrital de la IPUC (Iglesia Pentecostal Unida de Colombia). Toca esporádicamente con su proyecto Fortaleza Band, explorando el pop rock, la balada y el funk, agrupación que se ha presentado en campamentos y eventos de esta denominación, en las que realmente no ha resultado una experiencia en realidad difícil:
“Cuando nos hemos presentado nos ha ido muy bien, hemos tenido casos en que el pastor de la congregación donde vamos no gusta de la guitarra eléctrica, pero hemos tocado y el Señor nos ha respaldado”.
“He tenido la experiencia en mi iglesia enseñando sobre el tema, el por qué tocamos rock en algunos temas, otros grupos que ejecutan el ritmo y hasta el momento nadie me ha controvertido”.
¿Es el rock actualmente sinónimo de rebeldía y trasgresión? Tal vez si tal vez no, pero es más difuso si tenemos en cuenta que incluso mucha de su satanización del pasado se debió a un asunto de malos entendidos. Canciones como Hotel California de The Eagles o Number of the Beast de Iron Maiden, nunca fueron temas anticristianos como muchos fundamentalistas decían entender, mucho más teniendo en cuenta que en la actualidad miembros de las bandas citadas profesan la fe cristiana, además de muchas otras de las que hablaremos en una próxima entrega.
Lo hermoso de todo esto es que en la actualidad toda la riqueza artística que podemos encontrar en el género no solo está al alcance de los educadores, musicólogos o historiadores, sino que además está al alcance de aquel que quiera entrar en un proceso de adoración con Dios en lo público o en su intimidad.
Para terminar, ya sea como medio de la alabanza dentro de una comunidad o llevar a las calles a quienes no han escuchado sobre Jesús, el género traspasó todas las barreras y es un catalizador para llevar buenas nuevas al quebrantado.
Por @GeorgeRock
Jorge Mario es un super conocedor de la música y en especial del rock y el metal cristiano. Gracias a sus conocimientos fue el director de ZonaJ Muzic por varios años.