El gremio del remiendo, de la suela y el tacón

Desde hace tres años la Asociación Remontadora de Calzado se encuentra en la cra 17 con calle 15 donde anteriormente estaba el cementerio de carros de la Sijín de Pereira y que un día fue desalojado por la Alcaldía de Pereira debido a la construcción de la Av. Belalcázar.

Allí existen 30 puestos o viviendas en donde muchos de ellos habitan con sus familias como lo hace José Jairo Cardona.

 

“Aquí es muy duro, por la ubicación, nos gustaría estar donde nos vea más la gente”, afirma este integrante del grupo de familias que se amontonan en pequeñas casas construidas con material de tabla y guadua.

Algunos de ellos buscan otras maneras para vender, como lo hace don Jair que se va con sus zapatos a los pueblos, pues en la Asociación no vende tanto como lo hace en las plazas y parques de Quimbaya, Chinchiná y Belén.

En este lote han perdido mucha clientela debido a que algunos no consideran adecuada la ubicación en la que se encuentran y por eso sienten un poco de olvido social.

Allí se trabaja con plantilla, tacón cubano, confecciones de guayo y sandalias bordadas. Esto les permite a los trabajadores del zapato recolectar uno viejo, remendar y venderlo a precios entre $600 y $2000.

 

Este par de guayos, casi inservible, será reparado para ser vendidos a $2.000 pesos por Álvaro Ospina, otro de los reparadores de calzado. 

Gracias a Dios sobrevivo, hago arreglos por encargo y tengo clientes”.

 

 

Javier Serna es uno de los que no está de acuerdo con la nueva ubicación.

 

Personas del común que a pesar de sus problemas económicos siempre se levantan el pan diario con el remachar y pegar de la suela, reparando el calzado de los transeúntes.

César Valencia López, de 54 años de edad y 35 trabajando repara y hace arreglos, lo repara según el daño: “Estamos muy alejados del centro

 

Muchos de ellos habitan con sus familias en estas pequeñas casas, entre ellos niños y trabajadores, en condiciones muy precarias. 

 

La Remontadora de Calzado se encuentra en la cra 17 con calle 15 donde anteriormente estaba el cementerio de carros de la Sijín de Pereira.

 

Algunos zapatos llegan tan dañados y deteriorados por el uso y el abuso, que los reparadores deben hacer magia para que alguien los vuelva a calzar.     

 

Es un adulto mayor o como le dicen “el abuelo de los zapatos” don Carlos Quintero tiene 80 años de edad y 62 trabajando podría estar descansando en su casa pero él prefiere seguir dedicado a este trabajo que a veces es mal remunerado pero que a él lo hace feliz.

“Hice zapatos muchos años y aún los hago por encargo, también hago guayos”.      

 

Botas, chanclas, mocasines, tacones reparados y listos para la venta.

Por @zonajnet
Somos un movimiento juvenil creado por jóvenes y para jóvenes que integra tecnología, música, arte, comunicaciones y un mensaje diferente.

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